Litigante de profesión, emprendedora por convicción, autodidacta por devoción, quasi geek. Visitame en RosarioEsquivel.com

Potenciar la Motivación Intrínseca

Cuando nos mueve la motivación intrínseca, dejamos de guiarnos por recompensas externas. En estos casos importa el trabajo bien hecho y esa inyección de satisfacción para la propia autoestima.

Potenciar la motivación intrínseca supone empezar a disfrutar de aquello que nos proponemos sin buscar otra recompensa más que el propio placer de la tarea bien hecha (placer intrínseco). La simple ejecución de esa actividad ya nos refuerza, nos gratifica y nos motiva. El tiempo suele pasar volando cuando nos encontramos inmersos en nuestras metas, no hay presiones externas y todo fluye mejor.

Esperar una recompensa por cada esfuerzo realizado supone pasar por alto el mero deleite por el trabajo bien hecho e incluso la monitorización del propio rendimiento.

Buena parte de nuestro comportamiento está guiado por objetivos. Orientamos nuestra conducta cotidiana para lograr algo: un salario, un ascenso, un reconocimiento, etc. Ahora bien, esto no está en contra del simple placer “de hacer las cosas bien”, de poner la mirada en el proceso y no tanto en la meta final.

De hecho, solo cuando situamos toda la atención en el proceso, el desempeño mejora y damos siempre lo mejor de nosotros mismos. Así, quien se limita a alzar la mirada pensando solo en la recompensa final correrá el riesgo de cometer errores, de ofrecer algo de baja calidad. Esto te obliga, sí o sí, a potenciar tu motivación intrínseca para prosperar y desarrollarte personal y profesionalmente.

Claves para potenciar tu motivación intrínseca

  1. Debemos reformular nuestras metas y objetivos. En la medida de lo posible, es necesario involucrarnos en tareas que nos sean significativas para nosotros, que nos ilusionen y nos den sentido.
  2. La autonomía. Percibir que tenemos control sobre aquello que hacemos, que disponemos de cierto margen de libertad para trabajar, decidir y actuar es altamente valioso.
  3. Sensación de progreso. Una vez te involucras en un proyecto, disciplina o tarea es importante que percibas avances. Ese desempeño eficaz del día a día va inyectando energías a tu autoestima y con ello elevas tu autoeficacia. Así, poco a poco se activa tu disfrute al ver que estás haciendo algo interesante que se te da bien y que te permite desarrollarte.
  4. La fuerte confianza en uno mismo, así, la frustración no bloquea ni induce al abandono; más bien todo lo contrario. Ante cualquier error se activa esa cabezonería propia de las personas autosuficientes y meticulosas que no se echan atrás, que aprenden del fallo y monitorizan su conducta para mejorarla.[1]

Resumen elaborado por

 Rosario Esquivel


This blog post is actually just a Google Doc! Create your own blog with Google Docs, in less than a minute.